PMA

La zona de la Concepción -al norte de Ecuador, en la frontera con Colombia- luce verde y próspera. Es época de cosecha en los huertos familiares de su parroquia afrodescendiente. Con el apoyo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), estos huertos han sido diseñados para que soporten y se recuperen de las amenazas climáticas, especialmente de las sequías.

Frangil regresó a Venezuela tras más de un año viviendo fuera: “me hacía falta mi familia”, recuerda. Tiene dos hijos. Uno, Charlotte, de cinco años, sueña con ser bailarina. Gracias a las comidas escolares del PMA, “al menos lo esencial, que es la comida, lo tiene garantizado”, agradece Frangil.

Cofinanciada por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), una nueva panadería en un área de indígenas lenca al sureste de Honduras ha devuelto a la comunidad el placer de comer pan. “Antes teníamos que comprar el que venía [de lejos]. Muchas veces ese pan llegaba duro y rancio”, recuerda Alba Reina Gracia, una de las fundadoras de la Panadería El Progreso. 

La crisis climática, migración, inflación… América Latina se enfrenta a innumerables retos.

Se trata de un proyecto que beneficiará a 1.200 niñas y niños con comidas calientes y alimentos de pequeños agricultores del norte de Ecuador.

Estudiantes sujetando una planta hidropónica.

Cada gota cuenta

Las alumnas y alumnos de una escuela rural en Gwembe (Zambia) aprenden acerca de los cultivos hidropónicos en un invernadero gestionado por el Programa Mundial de Alimentos (PMA). La mayor inseguridad alimentaria la sufren personas en países en desarrollo en zonas áridas donde el agua es un bien escaso. Décadas de uso inadecuado, contaminación y mala gestión han degradado la cantidad y calidad del agua dulce disponible y también la de los ecosistemas. El PMA ayuda a la recuperación de los acuíferos y de los suelos para que las comunidades puedan mejorar su seguridad alimentaria y empoderamiento. 

 

 

Students eating hot meals at their school desks

Los programas de comida escolar están dando esperanza a millones de niños que se encuentran al frente de la crisis alimentaria global, según un nuevo informe del Programa Mundial de Alimentos sobre el Estado de la Alimentación Escolar a nivel mundial 2022.

Ukrainian children displaced by the war

Hace un año, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) no tenía oficina en Ucrania. Esta potencia agrícola de ingresos medianos bajos ya no la necesitaba. Todo cambió de la noche a la mañana. Además, la invasión rusa al país también impactó en el exterior. Los precios de alimentos, petróleo y fertilizantes se dispararon, afectando más a los más vulnerables en países a miles de kilómetros. Con 1.300 millones de comidas, el PMA ya ha apoyado a unos 10 millones de personas en Ucrania. Y continúa haciéndolo.

Años de sequías, huracanes, inundaciones y altas temperaturas han afectado a los medios de vida y a la seguridad alimentaria de Centroamérica y el Caribe. Junto a los gobiernos de la región, el WFP lleva a cabo diversas iniciativas para abordar la crisis climática y reducir el impacto de los recientes eventos meteorológicos extremos.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) te presenta diez historias que recogen parte del trabajo que llevaron a cabo personas y comunidades con la organización durante el año pasado. Desde la labor capacitadora con los pueblos indígenas y los agricultores de subsistencia, hasta los esfuerzos por mejorar las cadenas de suministro y la seguridad alimentaria.

La subida de precios, los efectos de la crisis climática y el impacto de la COVID-19 están agravando la pobreza en el pueblo de Xelam de López, al sureste de Guatemala, lo que ha generado una oleada de emigración. Un proyecto del PMA de nuevas técnicas agrícolas está ayudando a personas como Felipe a que no tengan que irse y puedan mantener y alimentar a sus familias.

En un informe, la CEPAL, la FAO y el WFP analizan el riesgo de hambre en la región. Se trata de un amplio estudio que destaca como las restricciones a la producción de alimentos (la mayoría de los países de la zona importan cereales), la insuficiente producción de fertilizantes y la inflación ponen en peligro la seguridad alimentaria de muchos de los más de 650 millones habitantes de América Latina y el Caribe.

Las mujeres rurales indígenas de la región son el pilar de familias y comunidades, constituyendo aproximadamente una octava parte de la población rural de América Latina. Conservan y transmiten conocimientos ancestrales sobre el cultivo y el uso de alimentos tradicionales, cuya importancia se empieza a reconocer ahora. Consciente de esto, el WFP ayuda a muchas de estas mujeres a luchar contra la discriminación y a aumentar su productividad en países como Guatemala, Ecuador y Bolivia.

Dos mil kilómetros en carro, 10 horas en chalupa entre el lodo y entre lluvias. Seiscientos estudiantes esperaban sus primeras comidas escolares del Programa Mundial de Alimentos (WFP en sus siglas en inglés) en Arismendi, al noroeste de Venezuela; uno de los municipios de más difícil acceso del país. Esta es su historia.

Desde este lugar, el WFP ya brinda suministros, logística y telecomunicaciones para emergencias, recuperación y programas de desarrollo en Nicaragua