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Las personas apátridas son aquellas que ningún país reconoce como ciudadanas suyas. Dado que se les niega el derecho a una nacionalidad, con frecuencia no se les permite ir a la escuela ni a consultas médicas, obtener un empleo ni contraer matrimonio.

ACNUR defiende sus derechos y trabaja para acabar con la apatridia a nivel mundial.

Arnel sonríe al leer su nombre en un certificado de nacimiento por primera vez. Este importante documento le permitirá comprobar que es ciudadano filipino; así, dejará de estar en riesgo de ser apátrida.

¿Qué es la apatridia?

A millones de personas se les niega el derecho a una nacionalidad, lo cual las convierte en apátridas. En consecuencia, no tienen acceso a servicios básicos ni a derechos fundamentales, como ir a la escuela, obtener un empleo formal, recibir atención médica o contraer matrimonio. Además, corren aún más riesgo de ser víctimas de abuso o de explotación. 

Los informes estadísticos de ACNUR estiman que hay 4,4 millones de personas apátridas. En vista de que la mayoría de los países no proporcionan datos con respecto a la apatridia, se cree que la cifra real es considerablemente más alta. En prácticamente todos los países y regiones del mundo hay personas apátridas; la mayoría vive en el mismo país en el que nació.

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4,4 millones

En el mundo hay por lo menos 4,4 millones de personas apátridas.

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Negación de derechos fundamentales

Esto impide que accedan a otros derechos, como educación, empleo formal y atención médica.

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550.000 personas

Desde 2014, ACNUR ha ayudado a más de 550.000 personas a hacer efectivo su derecho a una nacionalidad.

A las personas apátridas les espera una vida de decepciones y oportunidades perdidas.

Es posible que sus figuras de crianza no puedan registrar su nacimiento ni obtener un certificado de nacimiento u otros documentos oficiales que acrediten su identidad; al no contar con ellos, no pueden matricularse en las escuelas. Por otra parte, si logran ingresar a la escuela y recibir educación, quizás se les prohíba presentar los exámenes correspondientes para asistir a la universidad o para avanzar en sus estudios universitarios a menos que acrediten su identidad. 

En la edad adulta, quizás se les impida trabajar en el sector formal, lo cual aumenta el riesgo de abusos y explotación, pues aceptan trabajos informales en los que pagan poco. Aunado a ello, no pueden acceder a servicios públicos, como el cuidado de la salud, así que deben recurrir a costosas clínicas privadas; también es poco probable que puedan abrir una cuenta bancaria, votar, tramitar un pasaporte para viajar, adquirir propiedades o, incluso, contraer matrimonio. 

Las personas apátridas no pueden transmitir su nacionalidad a sus hijas e hijos. Cuando no pueden obtener una nacionalidad por conducto de su madre o padre, o bien cuando el país en el que nacieron no se las otorga, niñas y niños se convierten también en apátridas, de manera que la apatridia se perpetúa por generaciones.

Definición y significado del término apátrida 

“Persona que no es considerada como nacional por ningún Estado en virtud de la aplicación de su ley”. 
Convención sobre el Estatuto de los Apátridas de 1954 (artículo 1)

¿Cuál es la diferencia entre las personas refugiadas y las apátridas? 

Una persona apátrida no tiene la nacionalidad de ningún país. En cambio, una persona refugiada es aquella que, para huir de conflictos y persecuciones, ha cruzado una frontera internacional en busca de protección. Si bien la mayoría de las personas refugiadas tienen una nacionalidad, cabe la posibilidad de que una persona sea apátrida y refugiada. No obstante, la mayor parte de las personas apátridas nunca ha cruzado una frontera internacional, o sea, viven en el país en el que nacieron. ACNUR trabaja para proteger tanto a las personas apátridas como a las refugiadas. 

¿Qué provoca la apatridia? 

Son múltiples los factores que provocan la apatridia. En algunos casos, las personas nacen siendo apátridas, pero hay ocasiones en que se convierten en apátridas. 

  • Vacíos en las leyes de nacionalidad. Cada país cuenta con leyes que determinan el proceso para adquirir la nacionalidad y la ciudadanía. Si estas leyes no se redactan ni se aplican adecuadamente, algunas personas pueden verse afectadas por esos vacíos y convertirse en apátridas. Por ejemplo, cuando una niña o un niño nace en un país en el que la nacionalidad se adquiere por ascendencia, pero la madre y el padre tienen la nacionalidad de otro Estado y no pueden transmitirla.  
  • Discriminación. En muchos casos, la apatridia es resultado de leyes y políticas que discriminan en razón de la lengua, la identidad racial o las creencias de una persona, lo cual deriva en apatridia prolongada y a gran escala, que puede perdurar generaciones, en el país de nacimiento. Los Estados también privan a las personas de una nacionalidad cuando incorporan criterios discriminatorios en las leyes; así, comunidades enteras pueden convertirse en apátridas de un momento a otro. De hecho, la mayoría de las poblaciones apátridas de las que se tiene conocimiento en el mundo pertenecen a grupos minorizados. 

    La discriminación por razones de género en las leyes de nacionalidad es también una causa importante de apatridia; por ejemplo, en algunos países, las leyes de nacionalidad impiden que las mujeres transmitan la nacionalidad a su descendencia del mismo modo en que lo hacen los hombres. En consecuencia, niñas y niños pueden convertirse en apátridas cuando el padre es apátrida, o bien cuando no se sabe quién es, está desaparecido o ha fallecido.
  • Nuevas fronteras y Estados. El surgimiento de nuevos países o los cambios en las fronteras pueden provocar apatridia. Ciertos grupos pueden quedarse sin una nacionalidad, incluso cuando los países recién creados ofrecen la nacionalidad para todas las personas. En concreto, para las minorías étnicas, racializadas o religiosas quizás no sea sencillo demostrar el vínculo que tienen con un país.  
     
  • Pérdida o privación de la nacionalidad. La ciudadanía de algunos países puede perder la nacionalidad si vive fuera del país por mucho tiempo. 

En ese sentido, una persona corre el riesgo de convertirse en apátrida si no logra acreditar su vínculo con su país. No contar con un certificado de nacimiento puede generar riesgos de este tipo, pues se trata de un documento que acredita dónde nació la persona y quiénes son sus parientes, es decir, proporciona información necesaria para comprobar la nacionalidad. 

¿Qué hace ACNUR para asistir a las personas apátridas?

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, protege a las personas apátridas y colabora con los gobiernos para acabar con la apatridia.

Protección de las personas apátridas

ACNUR protege a las personas apátridas garantizando que puedan ejercer sus derechos humanos incluso mientras adquieren una nacionalidad. Para lograrlo, ACNUR insta a los Estados a adherir a la Convención sobre el Estatuto de los Apátridas de 1954; asimismo, aboga por el respeto de los derechos de los que gozan las personas apátridas al amparo de otros instrumentos en materia de derechos humanos.

A nivel de base, colabora con organizaciones no gubernamentales, grupos de defensa de los derechos humanos y otros socios de la ONU para tratar de garantizar que las personas apátridas tengan acceso a educación, atención médica, empleo y otros derechos fundamentales. De igual forma, ACNUR trabaja con sus socios para proteger a las personas apátridas de la detención indefinida, la trata de personas y otras formas de violencia.

Acabar con la apatridia

Para ACNUR no cabe duda de que es necesario acabar con la apatridia. Por ello, ayuda a las personas apátridas a obtener una nacionalidad; también se esfuerza por prevenir que haya casos nuevos de apatridia. Esto lo logra colaborando con los gobiernos en el fortalecimiento y la reforma de leyes, políticas y procedimientos relativos a la nacionalidad.

Desde 2014, gracias a la labor de ACNUR, más de 550.000 personas apátridas han obtenido una nacionalidad, y decenas de miles más están por obtener la ciudadanía como resultado de cambios legislativos.

La apatridia es un invento del hombre, por tanto, es posible prevenirla y acabar con ella; para lograrlo es necesario: 

  • eliminar la discriminación por identidad racial, origen étnico o creencias religiosas en las leyes de nacionalidad; 
  • eliminar la discriminación por razones de género en las leyes de nacionalidad para que las mujeres puedan transmitirla a sus hijas e hijos en igualdad de condiciones con respecto a los hombres; 
  • garantizar que las leyes de nacionalidad contengan salvaguardas legales para que ningún niño o niña nazca siendo apátrida (por ejemplo, otorgando la nacionalidad a niñas y niños que hayan nacido en determinado Estado si, de lo contrario, existe el riesgo de que se conviertan en apátridas);  
  • registrar todos los nacimientos para que haya pruebas del parentesco y del lugar de nacimiento de una persona, pues se trata de elementos clave para acreditar la nacionalidad; y 
  • emitir documentos de identidad para que las personas puedan comprobar su nacionalidad. 

Convenciones de la ONU sobre apatridia 

Son dos las convenciones de la ONU que forman los cimientos de la labor de ACNUR para acabar con la apatridia. Por un lado, la Convención de 1954 ofrece una definición de persona apátrida y detalla cómo debe ser tratada conforme a estándares mínimos. Por otro lado, la Convención de 1961 busca prevenir la apatridia en el nacimiento y más tarde en la vida de una persona.

Conocer más detalles sobre las convenciones en materia de apatridia.

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Antes de obtener la ciudadanía, Meepia pasó 34 años siendo apátrida. 

“Sentí un gran alivio y mucha felicidad el día que recibí mi identificación tailandesa. Ahora tengo los mismos derechos. Puedo dejar de vivir con miedo”.

Meepia, antigua persona apátrida de Tailandia

El nacimiento de Meepia nunca fue registrado, por tanto, no se conocía su condición jurídica en Tailandia, el país en el que nació. 

Dado que no pudo presentar documentos de identidad, tuvo que abandonar la escuela en el segundo grado. Siendo adulta, solo encontraba trabajos extenuantes en el sector agrícola en los que le pagaban menos de tres dólares estadunidenses al día. Además, considerando que fue detenida y multada en un puesto de control policial por no contar con una identificación, le daba miedo salir de su pueblo. 

Sin embargo, en 2022 por fin fue reconocida como ciudadana tailandesa. Ahora espera poder trabajar en uno de los hoteles que hay en la región en la que vive, puesto que antes no querían contratarla. 

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