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Venezuela: ‘Una mujer emprendedora soy yo misma, mi mamá, mi abuela’

El Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) acompaña a mujeres en zonas costeras, rurales e indígenas, a fortalecer habilidades y conocimientos en oficios que son relevantes en sus comunidades. En estos espacios ellas se conocen mejor, comparten saberes e ideas, se acompañan y fortalecen la confianza en su propio potencial.
, Lorena García

 

Una mujer pescadora parada en la proa de su barco de pesa mira hacia el mar abierto. La mujer está de espaldas a la cámara.
Azmery Mata participa junto a otras mujeres de los talleres de formación apoyados por WFP para recuperar su principal medio de vida: la pesca artesanal. Foto: WFP/Marianela González

“Las mujeres venezolanas somos guerreras, buscamos cómo echar pa’lante”. Escucho esta frase cada vez que hago una entrevista o me siento a conversar con madres, maestras, directoras de escuelas, cocineras. Son mujeres que me abren sus vidas y me cuentan sus desafíos sin perder la sonrisa, el sentido del humor y la confianza en sí mismas.

Para ellas, asegurar alimentos de calidad puede ser un reto. Para apoyarlas, WFP y sus socios llevan adelante el programa “Medios de Vida” que ofrece talleres de formación que van desde panadería y repostería hasta artes de pesca, conservación de pescado y manejo de finanzas. Quienes participan reciben una canasta con alimentos secos (arroz, pasta, granos, harina) como apoyo para sus familias mientras asisten a estas formaciones y así aprovechen su tiempo de aprendizaje. 

Un grupo de mujeres prepara masa de pan para hornear. Una mujer usa una brocha para poner mantequilla sobre el pan mientras las demás observan.
Durante los talleres, las mujeres aprendieron el arte de preparar y hornear las más variadas recetas de panes venezolanos. Foto: WFP/Gustavo Vera

Muchas de las mujeres que se han inscrito en los talleres tienen a sus hijas e hijos en escuelas en donde WFP implementa comidas escolares. Ellas han visto en los talleres una oportunidad complementaria: fortalecer o recuperar aquellas actividades o empleos que les ofrecen un ingreso y alimentos de forma más estable en sus hogares, y aportar más a sus comunidades. 

Son mujeres que viven en zonas costeras, comunidades indígenas o de difícil acceso. Un grupo de mujeres que cuidan de hijas e hijos con discapacidad se incorporan a estos talleres de formación en una próxima fase. 

Un mar para ellas también

La frase popular “la pesca es para hombres” solía mantener a las mujeres de El Rincón, estado Sucre, lejos de las redes de pesca. Nuestros talleres de formación las acercaron más al oficio de la pesca, sobre todo a las más jóvenes. “Entendimos que no es un oficio exclusivamente para ellos, nosotras también podemos”, me dijeron algunas participantes al culminar el curso. 

Durante más de tres meses, ellas se reunían en el patio de la escuela local para conversar sobre artes de pesca, practicar técnicas de conservación de pescado, aprender a reparar embarcaciones y cómo gestionar sus propias finanzas. Aprendían de ellas mismas y de quienes facilitaron estos talleres. Ahora piensan en emprender y comercializar el alimento que les provee el mar, y que ellas saben cómo aprovechar. 

Arriesgarse a lo nuevo

“No sabía cómo hacer una torta de cumpleaños”, nos cuenta Dadiana Jarojaro, mujer indígena jivi del estado Amazonas. Con ella, otras mujeres de esta misma comunidad se animaron a apuntarse a aprender algo nuevo; se organizaron para irse juntas todas las tardes en un bus directo a la escuela de gastronomía, un lugar que las invitaba a soltar toda su creatividad y a valorizar mucho más los sabores locales.

“Las mujeres se sienten con la fortaleza para crear sus negocios”, me cuenta Rosana Guardia, oficial de Seguridad Alimentaria y Medios de Vida de HIAS, organización que implementa junto a WFP este programa en terreno. Ella lo sabe porque estuvo durante tres meses junto a ese grupo de mujeres hablando de emprendimiento, de finanzas, y otros tantos temas que las hace sentir empoderadas, seguras y capaces. 

Era un grupo diverso: mujeres que son líderes de sus hogares, adultas mayores, mujeres con discapacidad que aprendieron sobre cría y comercialización de pollos y huertos familiares, que ahora pueden explorar estos oficios como sustento para sus hogares. 

Cuando les pregunto cómo visualizan a una mujer emprendedora, se ven a sí mismas. Piensan en sus abuelas y madres, quienes también buscaban soluciones creativas a los desafíos de todos los días. Ellas creen en ellas. 

Estos talleres de formación son parte de un proyecto conjunto con otras agencias del sistema de Naciones Unidas en varios estados de Venezuela, para fortalecer la resiliencia de las comunidades, con apoyo del Fondo Central de Respuesta a Emergencias de la ONU (CERF). A mediados de 2024 inicia una nueva fase, con talleres de formación que buscan involucrar también a las familias de personas con discapacidad que ya están recibiendo alimentos de WFP en escuelas de Venezuela. 

 

Conoce más sobre el trabajo de WFP en Venezuela

 

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